UN RAMO DE ROSAS NEGRAS
Se me ha hecho de noche y aun sigo sentada en este banco del parque desde
el mediodía. Como una película que acaba y vuelve a empezar, no dejo de ver en
mi cabeza lo ocurrido hoy. ¿Por que me trato así Laura? Los amigos comparten
sus secretos, los mas íntimos, ¿no era lo que quería?, después de tanto tiempo
pidiéndome que le contase algo que nunca hubiera contado, después de someterme
a interrogatorios en el café, hice lo que quería, hablar, contestar a sus
preguntas.
Esta mañana me llamo mi mejor amiga, Laura, decía que tenía que hablarme del
chico del chat, que había quedado con él. Nos citamos en la cafetería de la
plaza junto a mi casa, sobre las cinco. - ¡que horror! ¡No se que ponerme,
siempre llevo los vaqueros y la camiseta de rayas, hoy vestido!.. Ya son las
cinco y llevo sentada en la mesa de la terraza desde las cuatro y media, quiero
verla como se acerca desde el aparcamiento, se me eriza la piel cuando se toca
el pelo mientras anda. Ya se sienta y mi pie reacciona por culpa de los
nervios, -Se va a dar cuenta, aunque algún día tendré que decírselo -No puedo
evitar sonrojarme cuando me habla mirándome fijamente a la cara, esta
emocionadísima con el chico este del chat, y yo solo se mirarla y asentir con
la cabeza.
-¿Bueno, que me dices entonces?- dijo Laura. - Chica! Estás ausente, ¿quieres
contarme algo? , ¿Te ha ocurrido algo en el trabajo?
-Pues... si quieres que te diga la verdad, no lo veo claro lo del chico. Yo no
me fiaría mucho de alguien que conoces por un chat y habrá inventado el noventa
por ciento de su vida, solo por acostarse contigo.- le dije casi sin tomar
aliento- Y por otro lado hay algo que llevo tiempo queriéndote decir pero no me
atrevo.
- ¿Que es? ¿Es sobre algún amor secreto tuyo?, nunca hablas de chicos, ni
siquiera se con cuantos te has acostado, y esas cosas las hablan las amigas,
supongo que te da vergüenza hablar de ello, pero conmigo no debes cortarte.
Cogí el vaso, le di un trago hasta dejarlo vacío y empecé a hablar. Retorciendo
el filo del vestido muriéndome de la vergüenza, le dije que estaba enamorada,
que no quería nada con los hombres desde el primer novio que tuve, que solo
existía una persona que me hacia temblar con solo verla caminar y que me moría
de ganas por darle un beso hasta quedar sin aliento...De pronto sentí que su
silla se iba hacia atrás, y con voz nerviosa pregunto que tenia claro que era
una chica, pero que quería saber quien era. Ya que me había soltado la melena,
le dije que era ella y sin mas me dio una bofetada que me giro en la silla, oía
a lo lejos mientras se acercaba al coche insultos, y claramente mirándome a los
ojos desde la distancia dijo que no quería verme nunca mas.
Sentí como mi cara se hinchaba por la bofetada, un escalofrío recorrió mi
cuerpo y empecé a vomitar...Tengo que verla por última vez, aunque ella no
quiera, tendrá que verme y decirme ¿por que me trato así?
Le he mandado desde donde esta su coche aparcado veinte mensajes al móvil, me
cuelga las llamadas, así que rompo el cristal del coche y hago sonar la alarma,
es la única forma de que venga hasta aquí. Mientras me escondo por la puerta
del acompañante la veo llegar muy nerviosa y trae algo en la mano, no lo veo
bien pero es metálico porque la luz de la farola lo hace brillar. Me levanto y
ahí esta ella, en pijama con un cuchillo en mano mirándome con odio...
-¡Déjame en paz perturbada!, Te dije que no quería volver a verte, no quiero
que vuelvas a llamarme, ¡me das asco!
Sin pensarlo le quite el cuchillo y la abrace notando crujir la tela del pijama
y su respiración sobre mi cuello, no podía soportarlo mas, había perdido el
amor de mi vida simplemente porque ella me veía como una enferma, no quería ni
siquiera entender lo que sentía, le daba asco como amante y como amiga. Su
sangre caliente caía por mis manos dándome un placer que nunca sentí. La bese
mientras su respiración se hacia mas lenta y decía palabras que no entendía,
sentí el orgasmo de mi vida mientras mi amada caía moribunda en mis brazos. No
había otra forma mas bella de despedirme de quien mas amaba, quizás ella
comprendiera en los minutos que le quedaron de vida , que la amaba tanto que no
podía perderle , que no quería que nadie me la robara, quizás me dijera Te
quiero , mientras su sangre nos hacia de alfombra.
La deje tumbada en el suelo y me senté en el banco que había frente a ella, la
miraba y caían lagrimas de despedida por mi rostro, mis manos llenas de su
sangre limpiaban mis lagrimas y manchaban mi cara, - Esperare que despierte, la
volveré a besar, ahora estamos unidas con sangre, ya solo será mía!....
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